Almudena
Estreno este blog, con un post que muy poca gente ha leido. Con poca gente, tal vez me refiero a 2 personas. Lo escribí hace unos años cuando una enfermedad terrible se llevó a una persona muy importante en mi vida. No os preocupéis, no todo lo que escriba será triste. Y espero que este, en lugar de con tristeza, lo leáis con mucho cariño.
Un saludo.
No es nada nuevo; las rosas pinchan.
Tú eras alegría, tú eras un millón de sonrisas.
Has sido amor, has sido cariño y lo seguirás siendo siempre en mi corazón.
Porque no todos los días son rosas y los que pinchan han de curarse y superarse.
Tú supiste arrancar muchas espinas en tu camino, y a pesar de todas las heridas, es el orgullo que siento por ti lo que ahora las sana.
En ese largo camino, tú y sólo tú fuiste la verdadera luchadora. Hasta el último pétalo marchito, lo regaste con humildad y tesón; hasta el último aliento de energía, aguantaste para ver un día a más a tu sol.
Tal vez no exprese el odio que ahora pudre las flores de este jardín; pero sólo por ti escribí, porque lo has merecido como ningun otro ser de la naturaleza.
Tú eras una rosa. Una rosa sin espinas, a simple vista débil, pero que luchó día tras día.
Mi alma ansía vehemente, que al igual que fuiste mi guía, en las sendas que pises ahora crezcan rosas cada día,
y que desde allí nos siembres flores con tu amor.
Nosotros cuidaremos del sol y tu rosa permanecerá siempre en nuestra vidas.
Te quiero mucho rosa mía.