Arrepiéntete sólo de lo que hiciste…
En muchas etapas de nuestra vida nos topamos con algunos «cliclos de mala suerte» en los que pasamos de esa felicidad real pero efimera, a unos momentos en los que parece que todo lo hacemos mal, se juntan millones de cosas insignificantes que se hacen una bola gigante… Siempre se siente ese miedo a sufrir, pero entonces, te das cuenta que no puedes aferrarte a eso, ni a pedir perdón por ello. No podemos caer en una red de victimismo , ni pensar que tenemos la culpa de cosas inexplicables, e incluso cosas que ni siquiera tienen que ver con nosotros… Debemos aprender de todos los momentos malos y tomarlos como una experiencia más, e intentar por encima de todo no volver a repetirlos… Así que como siempre nos queda….Vivir, Amar y Disfrutar 😉
Voy a dejar de pedir perdón por las cosas que explico:
por lo que pienso, por lo que hago, por lo que espero y no recibo.
Voy a dejar de pedir perdón a todos.
Por cada paso torcido que doy, yo ya no perdono.
Rememoro momentos en los que pedí perdón, y me río…
Aquí y ahora, bien claro ya queda dicho:
me tiraré al río, seré sincera, diré lo que quiero,
sin sentirme mal cuando de corazón esté hecho.
Hoy he vuelto a escribir y a gritarlo a los cuatro vientos.
No me importa lo que pase, sino crees en lo que siento.
Y si no lo sientes, haz la prueba; verás que llegó la Buena:
la Buena etapa, la Buena vida, la Buena era…
Disfrutar y aprender de los todos momentos,
sin perdones, sin lamentos, sin arrepentimientos….
¿Los remordimientos? yo los dejé atrás en el tiempo.
Ahora ya, ni padezco ni siento. Y no pediré perdón por ello.
Si he de odiarte, te lo digo. Si te quiero y pierdo intentaré no repetirlo.
No caeré más en un agujero que llena tu ego,
mientras conmigo se quedan las mentiras y los celos.
Y no…Tampoco pediré perdón por ello.
Ya no juego en un Cluedo que enloquece mi alma y me arde desde dentro.
¿Las palabras? se las lleva viento.
Y con ellas me iré yo y que no me perdonen por ello.
Que sólo lo hagan aquellos que yo más quiero: familia y amigos, que por ellos vivo y muero.
Vivir con tranquilidad, sentir la paz, notar el calor de tu aliento en mi cuello…
Si querer eso es un delito, que me arresten por ello.
Divagar, hacer locuras, ver las estrellas de día y el suelo desde el cielo.
Subir a lo más profundo y estamparme contra el techo.
Besar, acariciar y decir mil veces te quiero.
Sentirme como una idiota, y tal vez arrepentirme, pero asumirlo en silencio.
Y amar a la vida, igual que siempre lo he hecho.
No pediré más perdón y discúlpenme por ello.
Lugares del mundo que inspiran.
Charca «El Hornillo», Pedro Bernardo, ávila.